Este laboratorio produce en celdas de plomo herméticas, especialmente diseñadas para evitar la fuga de radiación, los radioisótopos Yodo 131 y Tecnecio 99, los que utilizan diariamente en hospitales y clínicas. Estos elementos son de vida corta, lo cual significa que dejan de ser radiactivos… en horas o días.

Los gases producidos en las celdas, producto de reacciones químicas, son extraídos y pasan a través de filtros de carbono activo para retener los elementos o compuestos radiactivos. Este proceso de filtrado se controla permanentemente. Si hubiera cualquier desviación, se detiene la producción, para identificar y corregir la anomalía.

El control de calidad de dichos radioisótopos se efectúa en laboratorios especialmente diseñados para este fin. Las muestras que se controlan vienen en frascos pequeños, sellados. En términos de volumen, el total de las muestras suman diariamente cerca de 1 a 2 cm3. La gestión de estos frascos como desecho se efectúa en el propio laboratorio, utilizando un recinto acondicionado para almacenarlos en su propio blindaje. debido a que el I-131 y Tc-99 tienen un período de desintegración corto, se espera que vayan decayendo de manera natural, hasta que ya no sea material radiactivo. Este proceso no genera aguas de proceso.