La central nuclear de Fukushima se ubica en la villa de Ōkuma en el distrito Futaba de la prefectura de Fukushima, en Japón y cuenta con seis reactores (unidades) del tipo Boiling Water Reactor (BWR). Esta central es operada por la Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO).

El 11 de marzo de 2011 ocurrió un terremoto magnitud 9,0 grados en la escala Richter, lo que provocó además, un devastador tsunami que afectó a una amplia zona costera de Japón, incluida la costa nororiental.

En la central nuclear de Fukushima Daiichi, el terremoto causó daños al tendido del suministro eléctrico exterior y el tsunami provocó una destrucción sustancial de la infraestructura operacional, de seguridad y respaldo eléctrico del emplazamiento, provocando la pérdida de la alimentación eléctrica dentro y fuera del emplazamiento, lo que finalmente causó el accidente.

Vista de la Central nuclear Fukushima Daiichi posterior al Accidente
Vista de la Central nuclear Fukushima Daiichi posterior al Accidente

Ello privó de la función de refrigeración a los tres reactores que estaban en funcionamiento, así como a las piscinas de almacenamiento de combustible gastado. Pese a los esfuerzos de los operadores por mantener el control, los núcleos de los reactores de las unidades 1 a 3 se sobrecalentaron, el combustible nuclear se fundió y las tres vasijas de contención se fracturaron. El hidrógeno que escapó de las vasijas a presión de los reactores provocó explosiones en los edificios de los reactores de las unidades 1, 3 y 4, causando daños a las estructuras y el equipo y lesiones al personal. La central dejó escapar radionucleidos a la atmósfera, los que se depositaron en la tierra y al mar.

De la tragedia, esta fue la única de las cinco centrales ubicadas en el sector costeros que sufrió daños de gran magnitud, y con consecuencias para las personas y el medio ambiente. Otras también se vieron afectadas, pero nen menor grado y, los reactores que estaban en funcionamiento en esas centrales pararon de forma segura y pudieron ser enfriados adecuadamente. (Fuente: IAEA, IDOM)

Las principales lecciones aprendidas del evento de Fukushima, considerando causa-raíz que lo causaron y las medidas más relevantes, son las siguientes:

    • Se ha vuelto a poner el foco en temas ya considerados de gran importancia, como la Cultura de Seguridad y su mejora continua, la prevención de fallos de causa común, el beneficio de tener un edificio de contención de gran volumen, o el uso del APS. Uno de los puntos más importantes de los Stress Test ha sido la reevaluación de las vulnerabilidades de planta respecto a eventos externos extremos y de muy baja ocurrencia, con potencial de afectar a varias unidades en un mismo emplazamiento, además del margen a considerar para hacer frente a estos eventos respecto de aquellos considerados en las bases de diseño.
    • Se han mejorado las capacidades para refrigerar el núcleo del reactor y las piscinas de combustible gastado, en caso de ocurrencia de estos eventos. Las piscinas de combustible gastado han resultado ser uno de los puntos de atención más relevantes, debido a su fragilidad para hacer frente a eventos como el de Fukushima.
Ubicación geográfica de la planta Fukushima Daiichi
Ubicación geográfica de la planta Fukushima Daiichi
  • Se ha puesto el foco en escenarios de Station Black-Out (SBO), y en la forma en que se deben enfrentar estos escenarios. Hasta el momento, se requería a nivel regulatorio que los titulares pudieran hacer frente a un SBO durante cierto periodo de tiempo.
  • Respecto a la gestión y mitigación, se han implantado mejoras en el quinto nivel de la defensa en profundidad para hacer frente y para gestionar accidentes severos. Algunas de estas medidas son: mejora de las guías de accidente severo (incluyendo equipos, procedimientos y entrenamiento), instalación de recombinadores de hidrógeno pasivos en la contención, creación de centros de emergencia ligados a las centrales con equipos portátiles para inyectar agua y utillaje suficiente para hacer frente a un accidente severo, y la creación de centros de emergencia generales y centralizados para enfrentar una emergencia en cualquiera de las centrales bajo su amparo.

En respuesta a Fukushima, gran parte de los organismos reguladores han decidido someter a las plantas bajo su regulación a los denominados Stress Test, pruebas y estudios para evaluar hasta qué punto las centrales serían capaces de aguantar accidentes similares al al ocurrido.

Seis años después del accidente de Fukushima aún se siguen extrayendo lecciones de lo sucedido, principalmente en el campo de la gestión y mitigación de las consecuencias. La central no estaba preparada ni técnica ni organizativamente para hacer frente al accidente severo.

Pruebas de stress (Stress Test)

En respuesta al accidente nuclear de Fukushima de 2011, se realizaron evaluaciones de riesgo y seguridad («pruebas de Stress/Resistencia») en todas las centrales nucleares de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y otros países. Asimismo, la Comisión Europea alentó y cooperó con los reguladores nucleares de todo el mundo para realizar ejercicios similares.

El objetivo de las evaluaciones fue verificar si las normas de seguridad utilizadas cuando las centrales eléctricas recibían sus licencias eran suficientes para cubrir eventos extremos inesperados. En concreto, los ensayos midieron la capacidad de las instalaciones nucleares para soportar daños causados por terremotos, inundaciones, ataques terroristas o colisiones de aeronaves.

Más información en “Stress tests” (en inglés)