Por 46 años, el reactor de investigación (RECH-1) de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) ha sido único en Chile y, por consiguiente, una instalación crítica en el funcionamiento del país. Esto hace que el equipo de profesionales y técnicos que lo opera tenga un sentido de responsabilidad y dedicación del mismo nivel del de cualquier otro servicio esencial de la nación.
Ello quedó de manifiesto tras el estallido social de octubre de 2019 y fue ratificado en tiempos de pandemia.
Modelo de adaptación
Durante estos dos escenarios, el equipo del reactor RECH-1 ha debido adaptar la planificación de sus actividades de operación y mantenimiento, para continuar supliendo las demandas del medio, tanto interno como externo, de manera confiable y segura para las personas y el medio ambiente.
Primero, fue necesario resguardar la seguridad del grupo de personas que opera y mantiene el reactor, sobre todo considerando que está funcionando de manera presencial solo con la mitad de la dotación. Ello ha implicado redoblar los esfuerzos de quienes realizan turnos, para cumplir cabalmente con las planificaciones y tareas comprometidas. Al mismo tiempo, significó recurrir de manera más intensiva al apoyo de los grupos de trabajo de la Planta de Fabricación de Elementos Combustibles (PEC) y de Ingeniería y Mantenimiento, entre otros.
“No solo se ha logrado cumplir de manera eficaz y eficiente con los compromisos adquiridos para asegurar el abastecimiento de radioisótopos y radiofármacos a hospitales y clínicas, sino que, además, se ha hecho a conciencia de que en un entorno cambiante como este, es necesario adaptar los procedimientos, sin perder de vista la normativa vigente y el máximo nivel técnico”, comentó el jefe de la División de Investigación y Aplicaciones Nucleares, Luis Huerta.
Precisamente, esto último se materializó en el cambio de régimen de la operación del reactor, que transitó hacia uno con más capacidad de adaptación que también conlleva un estrecho seguimiento de la demanda y una minimización de la generación de desechos, producto de una sobreirradiación de blancos.
El seguimiento de la demanda es posible gracias al fortalecimiento de los modelos de cálculo que se utilizan en el reactor. En esa línea, se ha mejorado la coordinación entre los actores clave de la cadena productiva, debido a una mejor caracterización y manejo de los parámetros del proceso.
En otro orden de cosas, se han mejorado las condiciones de seguridad radiológica de la instalación mediante la compra de un detector de pies y manos de última generación, y de dosímetros de lectura directa para todos los miembros del equipo. Esto, “para asegurar el máximo control de las condiciones en que el equipo de operación realiza sus actividades, y así procurar que nadie sufra ningún efecto adverso en su salud”, ratificó Huerta.
Por otra parte, y en línea con las metas del Programa de Mejoramiento de Gestión de la Comisión, se realizó el cambio de tecnología de iluminación de la instalación, en el marco de la normativa de ambiente de trabajo y de una inversión de recursos que tendrá un retorno en términos de la calidad del espacio laboral y una disminución del consumo de energía eléctrica. Todos estos cambios hacen más segura y confiable la operación del RECH-1, redundando en una mayor eficiencia del sistema en su conjunto.
Recambio generacional
Un elemento adicional a destacar es que el grupo de operación se encuentra en medio de un recambio generacional. Se trata de un equipo que integra personas altamente experimentadas en la operación del reactor y con abundante conocimiento de las características propias de esa operación, y que llevan muchos años aportando con su capacidad técnica y técnica. Y, asimismo, cuenta con nuevas generaciones que se han ido incorporando con mucho interés por aprender y lograr los mejores estándares en su trabajo.
En este punto, el desafío es la transferencia efectiva de conocimientos críticos desde los profesionales más experimentados hacia la nueva generación de operadores y, de esta forma, asegurar la completa continuidad operacional, no solamente bajo los estándares actuales, sino que de cara hacia nuevas necesidades y desafíos futuros.
En este sentido, durante este último período se cumplió un hito fundamental en la instalación: el nuevo grupo de operación realizó la reconfiguración de núcleo del reactor RECH-1, de manera exitosa, sin errores, y con la seguridad requerida, bajo la estricta supervisión de uno de nuestros profesionales más experimentados.
Esta actividad, periódica en la operación del reactor, consiste en realizar cambios en la posición de los elementos combustibles del núcleo del reactor, retirando los que han cumplido su ciclo de vida e incorporando elementos frescos. Esta actividad no solamente requiere de un gran conocimiento teórico y técnico, sino que, además, un alto nivel de destreza manual y mucha concentración.
“El desempeño del grupo humano del Departamento de Reactores de Investigación de la CCHEN da muestras del gran compromiso que tiene hacia las labores propias de la operación y mantenimiento del reactor, siempre a conciencia de que tienen a cargo una instalación tecnológica única en el país y de gran impacto en muchas áreas del acontecer nacional, como lo es la salud, la agricultura, la minería y la ciencia, entre muchas otras”, destacó el Director Ejecutivo de la Comisión, Jaime Salas.
Y la mejor prueba de ello es la importante contribución que día a día impacta de manera directa e inmediata en los usuarios que utilizan el reactor RECH-1 como infraestructura habilitante para sus actividades. “Esta prueba fehaciente del valor público generado es lo que nutre nuestro compromiso y nos lleva a sentir un profundo orgullo por cumplir cabalmente y con el mayor nivel la responsabilidad que tenemos en nuestras manos”, concluyó Salas.