A propósito del 14 de diciembre de 2020

Nada nos habla con tanta fuerza y claridad del tiempo, ni del devenir de la existencia humana, en relación a la naturaleza; ni tampoco nos relaciona con otros momentos de nuestra civilización de modo tan elocuente, ni nos conecta con tanta curiosidad con otros mundos habitados o inhabitados, para sumergirnos de manera ineludible en un tiempo y espacio de escala infinitamente superior a los de nuestra realidad. ¡Es día de eclipse!

¿Cada cuánto tiempo tenemos un eclipse de sol? Si me pierdo este, ¿cuál es el próximo? ¿Lo verán mis futuros nietos y nietas? ¿Ocurren eclipses en cualquier parte de la Tierra? ¿En la Antártica, por ejemplo? ¿Todos los planetas tienen eclipses de sol?

¿Qué te hace pensar el eclipse a ti?

A mí, además del tiempo, me hace pensar en geometría. Desde el colegio algo sabemos de eclipses. Posiciones de unos respecto de otros, líneas que, trazadas desde el Sol, marcan la sombra y la penumbra sobre la superficie de la Tierra. La Luna se interpone entre el Sol y la Tierra y dejamos de ver el Sol por unos minutos. Para entenderlo, representemos al Sol como una naranja; a la Tierra, como un níspero; y a la Luna, como una bolita de acero.

Sabemos que la Luna es en extremo pequeña, comparada con el Sol (unos 3500 km de diámetro contra casi un millón y medio del Sol). Sin embargo, si se halla lo suficientemente cerca de la Tierra, puede eclipsar al Sol. Y, efectivamente, es así: la Luna está a una distancia tan corta y precisa, que puede verse del mismo tamaño que el Sol y de este modo, puede taparlo casi de manera perfecta.

Siempre hay detalles: cuando la Luna está un poco más lejos de la Tierra (la órbita lunar es elíptica), se ve más pequeña que el Sol, por lo que, en un eclipse total, la Luna no cubre por completo al Sol y queda, en el borde, un anillo visible. Es el eclipse anular.

A veces el eclipse es total, otras parcial. ¿A qué se debe?

Es un problema de ángulo de visión. Si quieres esconderte de mí detrás de un árbol, debes hacerlo en la línea de visión que yo tengo hacia el árbol. Así, para mí, que estés “detrás del árbol”, eclipsado por este, significa que estás en la misma línea de visión que yo tengo del árbol. Pero, otra persona que esté en una posición distinta, respecto del árbol, podrá verte, al menos parcialmente.

Esos son los dos tipos de eclipse: total y parcial, los que reflejan, además, que este acontecimiento se ve distinto desde diversos lugares de la Tierra, porque varían las líneas de visión al Sol.

Si el Sol, la Luna y yo en la Tierra estamos en una misma línea, esto es, todos perfectamente alineados, se observará un eclipse total. Si desde donde miramos hacia el Sol, la línea de visión no incluye a la Luna, el eclipse será parcial, o quizás no habrá eclipse. En este eclipse solar del 14 de diciembre, solo en las regiones sureñas de La Araucanía y Los Ríos, y en una franja este-oeste de unos 100 km de ancho, se apreciará un eclipse total. Geometría pura.

¿En todos los planetas suceden eclipses solares?

Pensemos en la Tierra y la Luna, primero. ¿Podría ser distinta la historia y nunca ocurrir eclipses? De nuevo, es un problema de geometría.

Primero, si la Luna estuviera a una mayor distancia, o fuera más pequeña, la veríamos pasar frente al Sol, como una mancha oscura. Como vemos, por ejemplo, a Venus pasar frente al Sol (Figura 1). No sería un eclipse como lo entendemos; no es el apantallamiento total de la luz del Sol.

Figura 1. Venus “eclipsando” al Sol (https://apod.nasa.gov/apod/ap120607.html).

Pero, suponiendo que la distancia de la Luna a la Tierra es la óptima, tienen que cumplirse, además, ciertos requisitos geométricos en relación a las posiciones de unos sobre otros. ¿Cuáles son?

La órbita de la Tierra en torno al Sol es una elipse plana, esto significa que toda la trayectoria se encuentra en un plano imaginario conocido como eclíptica. Lo mismo ocurre con la órbita de la Luna respecto de la Tierra: también es una elipse plana. Sin embargo, ambos planos no coinciden y forman un pequeño ángulo de 5 grados entre sí (Figura 2). Hay que advertir que la realidad es un poco más complicada, porque esos planos orbitales oscilan realmente y el ángulo no es siempre el mismo. Pero la diferencia es tan pequeña que omitiremos ese detalle.

Entonces, con esta simplificación de planos fijos, lo importante a observar es que la órbita de la Luna cruza en algún momento y lugar el plano de la órbita terrestre. Así, en el momento en que la Luna llega a ese punto de cruce de la eclíptica, denominado nodo de la órbita, tendremos a la Tierra, la Luna y el Sol en el mismo plano. ¿Es el momento de un eclipse?

Figura 2. Se representan las órbitas de la Tierra en torno al Sol y de la Luna alrededor de la Tierra. Los tamaños y distancias no están a escala. Cada órbita forma un plano: la de la Tierra, la eclíptica, contiene al Sol; el de la órbita de la Luna, a la Tierra. Esos planos no coinciden sino que forman un ángulo entre sí. E igual que un cuchillo que corta una hoja de papel, ambos planos se intersectan en una línea (línea segmentada gris). Se muestra la situación un tiempo antes de que la Luna cruce la eclíptica. Para que haya eclipse, la Luna debe llegar al punto en que la órbita corta la eclíptica, el nodo C. En el momento en que la Luna cruza la eclíptica, Luna, Tierra y Sol se hallarán en un mismo plano, como si los tres astros se encontraran posados en la cubierta de una misma mesa. Bajo esa condición, hay posibilidades de eclipse. Sin embargo, a la vez, el punto C debe encontrarse en la línea de visión al Sol (línea segmentada naranja). En este caso, se ve, por lo tanto, que no habrá eclipse.

La respuesta es no. Además de ser necesario que los tres astros se encuentren en un mismo plano, deben hallarse situados en una misma línea, y esto no siempre ocurre. Es lo que muestra la Figura 2, donde puede apreciarse que en el momento en que la Luna llegue al nodo y cruce la eclíptica, Tierra, Luna y Sol no se hallarán alineados. En ese caso, habrá que esperar hasta la próxima vuelta, cuando la Luna vuelva a cruzar la eclíptica y la Tierra se haya movido un poco en su órbita, y el punto de cruce (nodo), se halle alineado con la línea de visión Tierra-Sol. Así, en algún momento, inevitablemente ocurrirá que el nodo coincidirá con la línea que une a la Tierra, la Luna y el Sol: ese será el día y hora del eclipse. En la Figura 3 se presenta esa situación. Esta alineación se produce entre dos y cinco veces al año, donde la ocurrencia de cinco eclipses es un caso muy raro y sucede cada algo más de 200 años.

Si la órbita de la Luna estuviera totalmente contenida en la eclíptica (se cree que en los inicios del sistema solar esto era así), entonces todo punto de la órbita lunar sería un nodo y solamente habría que esperar la alineación. ¿Cada cuánto tiempo habría un eclipse si esa fuera la situación?

Figura 3. Se representan dos momentos cercanos del movimiento orbital. Las distancias y tamaños no están a escala. Cada órbita, la de la Tierra en torno al Sol y la de la Luna alrededor de la Tierra, forma un plano. En este caso, el punto en que la órbita lunar cruza la eclíptica se encontrará en la línea de visión al Sol y habrá eclipse. En la figura de la derecha, producida la alineación, el eclipse hará que se proyecte una sombra sobre la Tierra (en la figura, es la mancha oscura sobre la imagen de la Tierra). En esa región sombreada, habrá eclipse total. En los lugares de la Tierra alrededor de esa sombra solo se observará un eclipse parcial, o simplemente no habrá, dependiendo cuán lejos estén esos lugares de la zona de sombra.

Por supuesto, cada vez que hay un eclipse, este será total o parcial, dependiendo si el lugar de la Tierra desde donde se mire al Sol se ubica justo en el lugar de la sombra. Así, habrá más de un eclipse total al año, pero en distintos lugares de la Tierra.

¿Se te ocurre, entonces, qué debe investigarse para tener la respuesta de si habrá eclipses solares en otros planetas?

Todo es geometría. Aunque es necesario que los cuerpos orbiten uno respecto de otro: la Tierra respecto del Sol, y la Luna respecto de la Tierra. Esto último es consecuencia de la gravitación, responsable de que, efectivamente, los cuerpos den vueltas uno en relación al otro. Gravitación y geometría, entonces, se confabulan para producir este hermoso espectáculo donde la Luna se interpone en la línea de visión del Sol.

Cuando ocurre el eclipse, la Tierra se oscurece, y como la Luna tiene el tamaño preciso y se halla a la distancia justa para cubrir la esfera solar, podemos ver la corona del Sol, un verdadero festival, lleno de fenómenos que posibilitan a la ciencia entender cómo se desenvuelve la dinámica tormentosa de ese plasma denso y caliente que resulta de las reacciones nucleares que tienen lugar en el Sol.

Por si fuera poco, en esa oscuridad también es posible ver las estrellas. Después de algunas mediciones, los astrónomos podrán constatar, durante un eclipse, que la luz de algunas de las estrellas que ha pasado cerca del Sol hasta llegar a nosotros, ha seguido una trayectoria curva. Es una medición compleja, que necesita mucha precisión. Gracias a ello comprobamos la increíble predicción de Einstein de que el espacio se curva alrededor del Sol y eso modifica la trayectoria de la luz.

La primera vez que se observó y midió el fenómeno de la curvatura del espacio fue en 1919, convirtiéndose en la primera prueba de que la teoría de la gravitación de Einstein, que corrige la Ley de Newton de la gravitación universal, era correcta. Fue el día en que Einstein saltó a la fama. Esa historia será motivo de otra conversación.

Un dato final: el próximo eclipse total será en diciembre de 2021, y a mitad de año habrá un eclipse anular. ¿Dónde te imaginas que se verá? ¡En la Antártica!

He contestado solo algunas preguntas. Otras te las dejo a ti. De seguro tienes nuevas dudas surgidas a partir de este texto. Y si es así, he logrado mi propósito de despertar tu curiosidad, porque tal como dijo Einstein alguna vez: lo importante es hacerse preguntas.

Luis Huerta Torchio
Jefe División de Investigación y Aplicaciones Nucleares
Comisión Chilena de Energía Nuclear

Puestos a prueba: Chile ensaya su respuesta en redes sociales ante una emergencia radiológica simulada

Son las 9:35 de la mañana y la pantalla sigue en blanco. En cuestión de segundos, la empiezan a inundar publicaciones en redes sociales. “Robaron fuentes #radiactivas en Santiago. Grupo terrorista. Que nadie salga de casa #robofuentesradiactivas”.

En cuanto sale la primera, cientos de publicaciones parecidas la siguen, apareciendo en las distintas plataformas del simulador de redes sociales: una plataforma imita a Twitter, otra a Facebook y otra a YouTube. Algunos usuarios ficticios piden respuestas, otros se dedican a difundir noticias falsas y rumores. Pronto, imágenes de material radiactivo se vuelven virales dentro del simulador. Al otro lado de la pantalla, desde Santiago, los comunicadores de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) comienzan a monitorear las olas de información.

La prueba fue diseñada por el OIEA, junto con la CCHEN, para medir la capacidad de respuesta de esta última ante una emergencia real. El escenario, basado en riesgos reales del país y robos similares que tuvieron lugar en el pasado, era simple: roban en la capital, Santiago, una camioneta que contiene material radiactivo.

Pero la reacción en los medios de comunicación, la información falsa, el pánico en las redes y algunos mensajes contradictorios de autoridades locales dificultaron el trabajo de los comunicadores. ¿El mayor desafío de la CCHEN durante el ejercicio? Responder de forma clara y coordinada a tiempo para aliviar el pánico y, posiblemente, salvar vidas: componentes clave de la comunicación de emergencias.

“Experiencias como esta, sin duda, ayudan a fortalecer nuestra capacidad de respuesta ante una posible emergencia”, dice Rommy Casanueva, oficial de información pública y encargada de las redes sociales en la Oficina Asesora de Comunicación Corporativa de la CCHEN. “Durante el ejercicio, recibimos mucha información en muy poco tiempo, por lo que fue una buena forma de experimentar lo que ocurre en una emergencia real, en la que debes ser capaz de dar una respuesta oportuna y adecuada al público”.

En Chile, la CCHEN es la institución a cargo del desarrollo de las aplicaciones de la energía nuclear con fines pacíficos y las radiaciones ionizantes. También se encarga de la seguridad nuclear y radiológica. Para cumplir este rol, explica Casanueva, la Comisión cuenta con estrictos procedimientos de comunicación de crisis ante situaciones de emergencias radiológicas y convencionales, para resguardar la seguridad de las personas y el medio ambiente.

Bajo esta misma arista, desde 2015 la CCHEN forma parte de la Comisión de Seguridad en Emergencias Radiológicas (CONSER) junto a otras 20 instituciones que constituyen el sistema de protección civil del país. El objetivo es aplicar, de manera coordinada, procedimientos y medidas a nivel nacional ante emergencias con variables que impliquen un riesgo radiológico.

Captura de pantalla del simulador de redes sociales, adaptado por el OIEA para realizar ejercicios de respuesta ante una emergencia radiológica

Pánico en las redes

Meses antes de este ejercicio, que tuvo lugar el 20 de octubre de 2020, oficiales de información pública del Centro de Respuesta a Incidentes y Emergencias del OIEA entrenaron a los funcionarios de la CCHEN para que estuvieran familiarizados con el funcionamiento del simulador de redes sociales. El simulador es una plataforma que imita a Facebook, Twitter, YouTube y otros canales. “Si buscas una respuesta efectiva, es necesario saber de redes sociales”, afirma Casanueva.

La plataforma permite a expertos en comunicación de emergencia, en cualquier parte del mundo, interactuar de manera realista con un público inventado a través de las redes sociales más conocidas durante una emergencia ficticia, ayudando así a que ensayen y evalúen sus protocolos de emergencia sin necesidad de alarmar al público, ya que el ejercicio tiene lugar en un entorno cerrado. A medida que se desarrollaba, tan solo los funcionarios en Santiago y en Viena podían ser partícipes del ejercicio chileno.

Durante las tres horas que duró el ejercicio, los participantes podían, desde un tablero, monitorear todo el contenido que iban bombardeando los cientos de usuarios inventados. Algunos se dirigían a las autoridades, otros hacían preguntas clave, como qué hacer para protegerse, y otros reclamaban que eran los ladrones. Y por si todo esto no fuera suficiente, también tenían que navegar a través de noticias de los medios chilenos, informativos de televisión que hablaban del robo y notas de prensa.

Para añadir más presión, los equipos de la CCHEN y el del OIEA tuvieron que coordinarse para publicar sus notas de prensa y calmar a la población. Estas las publicaban también dentro del simulador, en unas páginas diseñadas para imitar sus páginas web oficiales.

Si hay algo que este ejercicio demostró fue que existe una coordinación bien definida dentro del equipo de la CCHEN. Se identificó una oportunidad de mejora, que fue la posibilidad de preparar, con antelación, material genérico para las redes sociales y, tenerlo aprobado para poder publicarlo rápidamente en caso de emergencia.

Dada la importancia que representa su rol, los profesionales a cargo de emergencias están en permanente capacitación, a través de entrenamientos y simulacros que buscan entregar herramientas que permitan ofrecer respuestas precisas y oportunas al público. En esta línea, un área relevante es la Oficina Asesora de Comunicación Corporativa, encargada de la comunicación con el público y los medios. Para el equipo que la integra, resulta fundamental estar al día en cuanto a las prácticas y los conocimientos necesarios para asumir de manera satisfactoria dicha tarea.

En la preparación y respuesta para casos de emergencia, el OIEA ha definido responsabilidades y funciones específicas encomendadas por su Estatuto, la Convención Sobre la Pronta Notificación de Accidentes Nucleares (la Convención sobre Pronta Notificación), la Convención sobre Asistencia en Caso de Accidente Nuclear o Emergencia Radiológica (Convención sobre Asistencia) y las decisiones pertinentes de los órganos rectores del OIEA. Periódicamente, se realizan Ejercicios de las Convenciones (ConvEx) para fortalecer los mecanismos y la capacidad de respuesta del OIEA, así como los de las autoridades nacionales, y apoyar la aplicación de estas Convenciones.

Comunicadores de CCHEN, participaron en simulacro de redes sociales desde Santiago de Chile (Fotografía CCHEN)
Noticia elaborada por Laura Gil de la Oficina de Información al Público y Comunicación del OIEA. Ver aquí.

Importantes avances en investigación que emplea radiación para erradicar enfermedad en abejas

Los titulares de energía y agricultura conocieron detalles del proyecto desarrollado por la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), enfocado en erradicar la enfermedad de Loque americana.

El ministro de Energía, Juan Carlos Jobet; el ministro de Agricultura, Antonio Walker; y la secretaria ejecutiva de la Agencia Chilena para la Calidad e Inocuidad Alimentaria (Achipia), Nuri Gras, visitaron el Centro de Estudios Nucleares La Reina de la CCHEN, para conocer el avance de la línea de investigación apícola, desarrollada gracias a la adjudicación del proyecto PAI I7819010001 del Concurso Inserción de Capital Humano Avanzado en el Sector Productivo – Primera Convocatoria 2019 de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

Una de esas líneas se orienta a la investigación apícola, por la cual se desarrolla esta iniciativa, cuyo responsable es el investigador Dr. Enrique Mejías. Su trabajo se enfoca en desarrollar y evaluar una metodología para controlar y prevenir la enfermedad de Loque americana en las colmenas chilenas.

Presentación del proyecto

Durante el encuentro, el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, señaló que “sabemos cuán importante es el rol de las abejas, insustituible en la polinización y crucial para el desarrollo agrícola, que nos abastece de alimentos y genera empleos, sin considerar que es uno de los sectores más importantes en materia de exportación”. Destacó, además, el trabajo conjunto que se ha venido desarrollando con otros actores, como es el caso del Ministerio de Agricultura.

En esa línea, el ministro de Agricultura, Antonio Walker, se refirió al impacto del cambio climático. “Hay una disminución importante de la población de abejas, por lo que nos preocupa buscar la forma de cuidarlas. Hoy, gracias a este proyecto, contamos con una herramienta más para su conservación y el resguardo de la amenaza que significa la Loque americana”.

En su mensaje de bienvenida, el director ejecutivo de la CCHEN, Jaime Salas, reforzó lo dicho por las autoridades, en el sentido de que “trabajamos permanentemente para fortalecer y garantizar la disponibilidad de capacidades técnicas y humanas que permitan asegurar la sostenibilidad de estas líneas investigativas, contribuyendo a través de la ciencia y tecnología nuclear, a resolver problemáticas que puedan afectar a nuestro entorno y a nuestra economía”.

Durante la visita, los invitados recorrieron las instalaciones donde se desarrolla el proyecto, incluyendo los irradiadores y los laboratorios de Radiobiología Molecular y Celular, donde se implementó el Laboratorio de Análisis de Productos Apícolas.

La apicultora de Lampa, Cecilia Urra, cuenta que han tenido un trabajo muy cercano y colaborativo con el Dr. Mejías. “Soy apicultora y también dirigenta, y por eso me preocupan nuestros apicultores y los problemas que enfrentan día a día. Saber que existe la posibilidad de contar con nuevas herramientas y soluciones nos da más certezas”, puntualizó.

Loque americana

Según el Sistema de Información Apícola y Pecuaria (SIPEC), en Chile hay 7.812 apicultores registrados, que manejan un total de 920.142 colmenas distribuidas desde Arica a Magallanes.

Para ellos, la Loque americana es la principal enfermedad que afecta a las crías de abejas. Es muy difícil de controlar, porque su agente causal (bacteria Paenibacillus larvae) forma esporas resistentes al ambiente y a desinfectantes, pudiendo mantenerse viable por más de 40 años.

Bajo esta arista se ejecuta el proyecto “Desarrollo y evaluación de una metodología efectiva de control y prevención de la enfermedad de Loque Americana en colmenas chilenas mediante el uso de irradiación gamma para el fortalecimiento de una apicultura nacional sustentable”, que busca una metodología alternativa para controlar la presencia de esporas de Loque Americana en productos apícolas. Está técnica de ionización se emplea en mieles, ceras y material inerte de colmenas (alzas y marcos) para reemplazar el uso de químicos que alteran la pureza del producto.

El proyecto está en un estado de avance promisorio. Hemos encontrado una dosis que permitiría, eventualmente, eliminar esporas de la miel, que es una matriz muy difícil, y eso nos posibilitaría disponer de un método que tal vez no va a eliminar en un 100% la enfermedad, pero que sí va a contribuir enormemente a fortalecer la apicultura de nuestro país”, señaló el Dr. Enrique Mejías.

El investigador de la CCHEN agregó que “haber encontrado una solución que no existía para la Loque americana es un tremendo avance, porque hoy, en concreto, no hay tratamiento. Por eso, cuando aparece un diagnóstico positivo de la enfermedad, hay que destruir la colmena, y con ella se pierde todo el material vivo y no vivo del apiario”.

Para alcanzar estos resultados, se han estado analizando muestras de miel de las regiones de Coquimbo, O´Higgins, Biobío, La Araucanía, Los Lagos, Los Ríos y Metropolitana, y se ha trabajado en forma colaborativa con apicultores y apicultoras de esas zonas.

Asimismo, su desarrollo ha permitido consolidar importantes alianzas estratégicas con el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, gracias a lo cual se han desarrollado diversos procedimientos experimentales.

A su paso por el centro nuclear, el Ministro Jobet destacó el trabajo de la CCHEN: “están en la agenda de largo plazo de nuestro país, que es aquella que lo mueve y que hace que progrese”.

Primera vez en formato virtual: XXII Simposio Chileno de Física reúne a amplia comunidad científica del país

Bajo el lema “Física en un mundo global”, se desarrolló, entre el 24 y 26 de noviembre, por primera vez en forma virtual, el XXII Simposio Chileno de Física, organizado por la Sociedad Chilena de Física (SOCHIFI), con el patrocinio de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), la Universidad Tecnológica Metropolitana, la Universidad Andrés Bello y la Universidad de La Serena.

La bienvenida estuvo a cargo del presidente de la SOCHIFI y jefe de la División de Investigación y Aplicaciones Nucleares de la CCHEN, Dr. Luis Huerta Torchio, quien señaló que “la física tiene un impacto relevante en muchas áreas: no hay tecnología en la que no se identifiquen sus avances. De hecho, en pandemia, muchos laboratorios de física e investigaciones médica han empleado técnicas o descubrimientos propios de la física, comenzando por el uso de rayos X, para la investigación y análisis relacionados con biomedicina”.

Luego, el Director Ejecutivo de la CCHEN, Dr. Jaime Salas Kurte, inauguró oficialmente el simposio, momento en el que aprovechó de conectar física y energía nuclear, argumentando que “nuestro desarrollo en torno a la física comenzó hace casi 50 años, con la operación de nuestro reactor, que nos abrió paso al mundo de las aplicaciones en ciencia y tecnología nucleares, a través del dominio de la fisión nuclear, y cuyo impacto se evidencia en áreas como la salud, cambio climático, minería, industria e hidrología, entre otras”.

Salas agregó que “en cuanto a fusión nuclear, nuestros investigadores incursionaron -con mucho sentido de innovación- hace más de 20 años en ese campo, logrando ingresar en dominios prácticamente reservados para los grandes equipos, y estar presente con sus aportes en los ámbitos de la energía, la biología o la dosimetría, traspasando las fronteras de las disciplinas, para entrar a la globalidad de la ciencia”.

Por su parte, el programa del evento incluyó más de cien presentaciones, incluidas charlas invitadas en áreas temáticas y en plenarias para todos los asistentes, además de la publicación de unos 80 pósteres, que abarcaron diversas áreas de la física, desde la ciencia pura, que trata de explicar cómo medir la temperatura de un agujero negro, hasta el estudio de la movilidad de bacterias en medios porosos o el uso del fullereno para celdas solares eficientes.

En la charla inaugural destacó el prestigioso y reconocido mundialmente físico César Hidalgo, quien presentó su libro “How Humans Judge Machines”, donde presenta experimentos en los que compara cómo las personas reaccionan ante acciones realizadas por humanos o por máquinas.

Entre las presentaciones del Simposio, los investigadores del Departamento de Ciencias Nucleares de la CCHEN, Pablo Aguilera, Biswajit Bora, Sergio Davis, Francisco Molina, José Moreno, Cristián Pavez, Jaime Romero y Leopoldo Soto, compartieron los resultados de su investigación con la comunidad de física del país.

De igual modo, la ocasión fue propicia para la entrega de reconocimientos a quienes han tenido, localmente, un rol preponderante en la física. Ese fue el caso del Dr. Mario Fabre Domínguez, profesor titular del Instituto de Física de la Universidad Católica; Dr. Ricardo Ramírez Leiva, profesor emérito de la Facultad de Física de la Universidad Católica; y Dr. Lipo Birstein, quien, cabe destacar, tuvo una importante y reconocida trayectoria en la CCHEN.

Precisamente, su primera misión cuando ingresó a esta Institución, en el año 1969, fue crear y organizar el Departamento de Física, donde puso su sello de innovación al desarrollar una técnica que hasta hoy es utilizada para fabricar algunos equipos comerciales con silicio, por nombrar solo uno de sus méritos.

Para mí es un honor, y una sorpresa, este reconocimiento que hoy se me otorga, por el trabajo que hice, primero en los años 70 en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, y luego en los primeros años de la CCHEN”, comentó Lipo Birstein.

En el cierre del evento, en tanto, se premiaron dos contribuciones enviadas en formato póster y realizadas por jóvenes estudiantes de postgrado. La distinción otorgada por el Institute of Physics (IOP) recayó en Carla Henríquez-Báez, del Departamento de Física de la Universidad de Concepción, por su trabajo titulado “On the Stability of Homogeneus Black Strings in AdS”. El Comité Científico lo catalogó como “un tema actual, muy interesante y de gran calidad”, destacando, además, que “Carla es una joven científica aportando desde regiones”.

La distinción correspondiente al Premio SOCHIFI fue para Ariel Tello Fallau, de la Universidad de Chile, e investigador en práctica del Laboratorio de Física de Plasmas y Fusión Nuclear de la CCHEN, por “Modelo de un péndulo de torsión para medir el impulso de un propulsor de plasma en miniatura para aplicaciones de nano satélites”. El Comité Científico lo consideró “una simulación en temas innovadores, desarrollados localmente, y con importantes proyecciones de la física de plasma al desarrollo y tecnología nano espacial”.

El Simposio Chileno de Física es una actividad que la comunidad de físicos y físicas del país ha venido realizando, bienalmente y de manera ininterrumpida, desde el año 1978. Este encuentro 2020, organizado por primera vez en formato online, y cuyo éxito fue reconocido por la comunidad, ya comienza a planificar su próxima versión a efectuarse en 2022, para la cual se prevé un formato semi-presencial.

CCHEN impulsa nueva red de mujeres chilenas en lo nuclear

“Establecimiento del Capítulo Regional Women in Nuclear ARCAL” se denomina el proyecto en el que participa la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), junto a representantes de 11 países de la región, en el marco del Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL).

El objetivo de esta iniciativa es contribuir a la promoción de la participación plena, equitativa y activa de las mujeres de la región, en áreas relacionadas con la ciencia y tecnología nucleares. En ese marco, se impulsa la creación de los capítulos nacionales de Women in Nuclear en aquellos países que aún no cuentan con uno, de modo de establecer y fortalecer una red a nivel regional.

El trabajo que, a partir de eso, se busca realizar, en forma sistemática, es la visibilización del quehacer de las mujeres en este sector, para promover su participación y, en especial, de nuevas generaciones en esta industria. Asimismo, se busca proporcionar información objetiva sobre los usos y aplicaciones de la energía nuclear y las radiaciones ionizantes en Chile y el mundo.

Así nació el capítulo Women in Nuclear (WiN) Chile, liderado por la ingeniera Paula González Cáceres, de la División Corporativa de la CCHEN, quien está a cargo de su desarrollo, junto a un grupo interdisciplinario de implementación, integrado por funcionarias de la Comisión.

En Chile contamos con excelentes referentes femeninos, no solo en el sector nuclear y en materias relacionadas, sino que también en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), por lo que la implementación del capítulo chileno de Women in Nuclear es una oportunidad de concentrar aún más nuestros esfuerzos para visibilizar cuán importante es el rol de la mujer en esta industria”, señaló el Director Ejecutivo de la CCHEN, Jaime Salas Kurte.

En línea con lo anterior, el directivo agregó que “esta iniciativa no es aislada, y más bien responde al interés de la Institución por aunar esfuerzos a los que ya viene desarrollando nuestro gobierno, en este caso, a través del Programa Energía Más Mujer del Ministerio de Energía, del que la CCHEN es parte, y esto a través de una robusta Agenda de Género 2018-2022 que estamos impulsando con mucha fuerza”.

Women in Nuclear

Women in Nuclear es una organización mundial sin fines de lucro, de mujeres que trabajan en energía nuclear, radiaciones ionizantes y sectores relacionados. Tiene más de 42 capítulos en todo el mundo, siendo ese uno de sus principales mecanismos para fomentar el trabajo en red, principalmente, a través de la conformación de capítulos WiN a nivel nacional y regional.

De ahí que una de sus fortalezas radica en ir tejiendo relaciones, aprendizajes, conocimientos y capacidades; como así también ir avanzando en la constitución de un espacio común, abierto y diversificado, en el que se puedan ir sumando nuevas iniciativas y propuestas.

Según el OIEA, las mujeres representan menos de la cuarta parte de los profesionales que trabajan en la industria nuclear y menos del 30% de los investigadores científicos a escala mundial. “Esa baja representatividad es la que nos motiva a participar en este proyecto, donde buscaremos visibilizar el rol y la contribución que las mujeres realizan día a día al área nuclear en Chile y el mundo, con el propósito de motivar y atraer nuevos talentos”, señaló Paula González.