Premio Nobel de Física 2021: La complejidad del clima y sus cambios, abordado desde la física de sistemas complejos

El Premio Nobel en Física 2021 fue otorgado “por contribuciones revolucionarias al entendimiento de los sistemas complejos”, por un lado a Syukuro (Shukurō) Manabe y Klaus Hasselmann, por establecer las bases del modelamiento moderno del clima y el cambio climático, y, por otro lado, a Giorgio Parisi, por la comprensión de cómo el desorden y las fluctuaciones se complementan a distintas escalas. Es una edición un tanto inusual del premio, ya que a primera vista la unión de ambas mitades podría parecer un poco forzada, poco natural. Sin embargo, en ambos casos lo que en realidad se ha premiado es el avance, hacia un nuevo nivel de entendimiento, de toda una disciplina que estudia una amplia familia de sistemas que hace no mucho tiempo eran considerados fuera del ámbito de la física: los llamados sistemas complejos; haciendo de paso un reconocimiento al concepto mismo de complejidad.

¿Qué son los sistemas complejos? Esencialmente, son sistemas compuestos de partes o piezas que interactúan. Sin embargo, no todo sistema compuesto de partes es complejo: lo que hace complejo a un sistema es que la interacción entre sus partes es tan fuerte que es imposible estudiarlo simplemente estudiando cada una de esas partes. Al olvidarnos que existe la interacción estamos perdiendo algo fundamental que nos impide entender el comportamiento del sistema.

Ejemplos de sistemas complejos, que no pueden ser entendidos como partes desconectadas, incluyen, entre muchísimos otros, la Internet, los ecosistemas, el cerebro humano, el mercado de valores y, tal vez el más importante de todos, el clima terrestre, el cual necesitamos entender con urgencia para asegurar alguna posibilidad de sobrevivir a la emergencia climática actual.

Hoy sabemos que el cambio climático es real, y sus causas podemos atribuirlas a nuestras actividades como civilización. Sin embargo, de la misma manera como existen movimientos terraplanistas, antivacunas y otros, existen movimientos que niegan, sea el cambio climático en su totalidad o, lo aceptan, pero niegan nuestra responsabilidad en él. Su argumento va por la línea de preguntas del estilo siguiente: ¿cómo podemos estar tan seguros de ser nosotros quienes afectamos el clima? ¿cómo hemos podido descartar otras muchas explicaciones, como las variaciones naturales del clima a través de los siglos?

La respuesta es que, efectivamente, sabemos cómo separar la señal del ruido. La señal está representada por las variaciones que revelan una tendencia, mientras que el ruido consiste en las variaciones irrelevantes que sólo reflejan detalles anecdóticos. En el caso del cambio climático, el clima (el comportamiento a largo plazo) es la señal que buscamos, escondida en el comportamiento del día a día, de aquello que vemos en el pronóstico del tiempo. El que haya nieve en un momento y lugar particulares no contradice la observación de que la Tierra se haya venido calentando progresivamente. El gran desafío de desentrañar señal de ruido se complica aún más en un sistema complejo, puesto que pequeños cambios en el actuar de una parte son capaces de desencadenar efectos gigantes en el sistema, fenómeno que muchas veces se ilustra con la metáfora del efecto mariposa (“El aleteo de una mariposa en Brasil puede ser la causa de un tornado en Texas”). Más formalmente, este efecto hace referencia a lo que hoy denominamos comportamiento caótico: un sistema complejo es extremadamente sensible a pequeños cambios en sus condiciones iniciales o, en otras palabras, cualquier pequeña incerteza en un instante dado se amplifica cuando intentamos predecir el comportamiento del sistema a un tiempo futuro.  Esta es la razón por la cual hoy en día sólo es posible hacer un pronóstico del tiempo con precisión en una ventana de unos pocos días.

Sólo se puede establecer qué parte del día a día es ruido y cuál parte pertenece a la señal cuando se tiene un modelo suficientemente detallado para dicha señal, y precisamente esto es lo que Manabe y Hasselmann consiguieron, cada uno aportando a través de rutas diferentes: establecer las bases matemáticas y computacionales del modelamiento del clima terrestre a un nivel de precisión tal que somos verdaderamente capaces de contestar la pregunta crucial acerca de nuestra responsabilidad como civilización humana en el cambio climático global. Manabe desarrolló los primeros modelos computacionales realistas del sistema formado por los océanos y la atmósfera, y su interacción con la radiación solar incidente, modelos que permitieron mostrar convincentemente la magnitud del llamado efecto invernadero: duplicar la concentración de CO2 en la atmósfera lleva a un aumento de la temperatura superficial entre 2.5 y 4 grados Celsius. Por otro lado, Hasselmann incorporó el uso de la teoría de procesos estocásticos en el estudio del clima, teoría que nos dice cómo construir modelos para cantidades que sus cambios en el tiempo están en todo momento sujetos a una combinación de certeza y azar, justamente las que resultan amplificadas en los sistemas caóticos.

El aporte de Giorgio Parisi, el tercer premiado, viene en el entendimiento general de los sistemas complejos usando el lenguaje de la física estadística, área de la física que considera un sistema como una población gigantesca de elementos que la componen (ya sea átomos, moléculas, partículas elementales u otros), y en el cual las propiedades surgen de acuerdo a las leyes de la probabilidad. En estos sistemas, existen propiedades emergentes que surgen con base en las interacciones y no de los componentes aislados.  Cuando la física estadística intenta explicar la dureza de un trozo de material, no puede hablar de la “dureza de cada átomo”. Esa propiedad sólo existe para un conjunto de muchos de ellos, y tiene su origen en las interacciones entre las nubes de electrones más externas de cada átomo, que es algo que dilucidamos una vez que entendemos los electrones tanto como partículas cargadas como cuánticas.

La física estadística nos entrega las reglas con las que podemos llegar a conclusiones sobre un sistema a partir del estudio de unos pocos de sus millones de componentes elementales, de forma similar a cómo pronosticamos el resultado de una elección donde participan millones de personas a partir de la encuesta a unos pocos cientos de votantes. Por ejemplo, dado que en un gas encerrado en un recipiente los átomos tienen cada uno una velocidad al azar, y ejercen una fuerza al chocar contra las paredes, la física estadística explica por qué la presión y la temperatura del gas, ambas propiedades emergentes, aumentan proporcionalmente.

Cuando, sin embargo, esa población gigantesca de elementos interactúa fuertemente entre sí, la física estadística tradicional se queda corta, ya que entra en el terreno de los sistemas complejos. Como éstos en general dependen fuertemente de sus condiciones iniciales, las predicciones que podemos hacer sobre ellos deben tomar en cuenta todas esas posibles condiciones iniciales y combinarlas. Algo similar ocurre si las partes de un sistema complejo están conectadas de una manera arbitraria: el comportamiento del sistema podría cambiar drásticamente dependiendo de cuáles conexiones están activas en una instancia dada. De hecho así creemos que funciona la memoria humana: todo lo que sabemos es almacenado como el mapa de qué conexiones (sinapsis) entre neuronas están activadas.

Para dar un ejemplo menos intimidante que la gigantesca complejidad del cerebro humano, pensemos en el juego del ajedrez. Tal como lo conocemos, la posición de partida siempre es exactamente la misma: blancas en un extremo, negras en el otro, rey y reina en el centro, torres en los extremos, peones formando una barrera, etc. Sólo conociendo esta posición inicial y las reglas del juego se ha desarrollado, durante los últimos cinco siglos, una extensa teoría para cómo deben jugarse la apertura, el medio juego y el final. Pero, ¿qué sucedería si inventamos una variante del ajedrez donde la posición de partida es al azar, distinta juego a juego, dentro de ciertas reglas? Por ejemplo, podríamos inventar la regla de que toda posición legal es válida como posición inicial mientras ninguno de los reyes comience en jaque. En ese caso, la teoría general de cuáles son las mejores estrategias en la apertura, medio juego y final ya no será la misma que conocemos: tendrá que tomar en cuenta todas las posibles posiciones iniciales del tablero y su efecto decenas de movidas hacia adelante. Tal vez comprenderla nos tomaría no cinco siglos, sino cinco milenios.

La unión entre física estadística y sistemas complejos que ha surgido, en gran parte debido al trabajo de Parisi, se parece mucho a este juego de ajedrez modificado donde no sabemos a priori la posición inicial del tablero. La manera matemáticamente correcta de hacer esto se conoce como el método de las réplicas, y es una de las razones del premio otorgado a Parisi. El método de las réplicas es la manera de tomar en cuenta las distintas posibles realizaciones de ciertas arbitrariedades en un sistema complejo (lo que podríamos llamar el desorden del sistema) al hacer predicciones sobre él, estableciendo el protocolo adecuado para combinar las posibles variantes en que un sistema complejo puede aparecer. Para ello se imaginan réplicas (copias idénticas) del sistema y se toman promedios ponderados de las propiedades de cada réplica bajo ciertas reglas. El desarrollo de este método hizo posible avanzar la física estadística y la teoría de procesos estocásticos a un nivel que permite hacer predicciones confiables en física de materiales, biología, inteligencia artificial, y por supuesto en la predicción del clima y el estudio del cambio climático.

En resumen, el Premio Nobel de Física 2021 reconoce esfuerzos teóricos y computacionales, llevados a cabo independientemente, para fortalecer la maquinaria que hemos desarrollado para hacer predicciones certeras en el marco general de los sistemas complejos y la teoría de la complejidad, con un especial énfasis en el uso de esta maquinaria para contestar la pregunta crucial de nuestros tiempos: cómo entender y enfrentar la actual emergencia climática que nos amenaza.

Sergio Davis / Investigador del CCHEN-ID P2mc

En la CCHEN

En el Centro de Investigación en la Intersección entre Física de Plasmas, Materia y Complejidad (P2mc) hemos abordado el desafío de estudiar los sistemas complejos y la complejidad también desde el punto de vista de la física estadística; pero, enfocándonos en la validez del concepto de temperatura en estos sistemas. En particular, recientemente hemos aportado al entendimiento de los llamados estados metaestables, estados en los que un sistema complejo puede “quedarse atrapado” por mucho tiempo sin posibilidad de alcanzar un equilibrio con el entorno que lo rodea; vale decir, un estado metaestable puede estar mucho más frío o mucho más caliente que su entorno. Un ejemplo clásico de estado metaestable es un líquido sobrecalentado muy por sobre su punto de ebullición, como el que podemos conseguir al calentar una taza de agua en el microondas, y que espontáneamente se evapora ante la más pequeña perturbación. En el caso de un plasma, hemos contribuido a entenderlo como un sistema complejo en el que conviven distintas “poblaciones” de partículas cargadas (iones) con diferentes temperaturas.  Hay otros temas en los que hemos trabajado estas ideas, pero ello será tema de otro artículo. 

Acuerdo de cooperación científica y tecnológica entre Pontificia Universidad Católica de Chile y CCHEN

La Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) y la Pontificia Universidad Católica de Chile, a través de su Vicerrectoría de Investigación y su Facultad de Química y Farmacia, firmaron un Convenio Marco de Cooperación, para promover la investigación científica y el desarrollo tecnológico en diversos ámbitos del conocimiento.

Para impulsar ese objetivo, ambas instituciones acordaron disponer de las capacidades humanas, materiales y equipamientos necesarios para realizar actividades orientadas a la capacitación, entrenamiento, análisis y desarrollo de nuevas tecnologías y aplicaciones.

Parte de esas actividades apuntan al diseño, ejecución y evaluación de programas, proyectos y acciones colaborativas, prácticas profesionales, perfeccionamiento, asesorías, cooperación técnica e investigación fundamental o aplicada, entre otras.

“Como Instituto de Investigación del Estado, buscamos no solo desarrollar investigaciones en el área nuclear y sus derivados, sino que también ser un espacio que promueva la interacción en el ámbito científico, de modo que otros puedan aprovechar nuestras capacidades e instalaciones, así como nosotros podemos aprovechar las suyas, interactuando en comunidad”, indicó el Director Ejecutivo de la CCHEN, Dr. Jaime Salas Kurte.

Dicho lo anterior, Salas agregó que “nuestros conocimientos, capacidades, infraestructura y equipamiento están a disposición de la comunidad científica. Esto, como parte de nuestros objetivos estratégicos que apuntan a fortalecer acciones de vinculación que nos permitan detectar espacios de colaboración para sumar fuerzas e impulsar un gran objetivo común, que es promover el desarrollo de la ciencia en Chile”.

“La creación de conocimiento es una tarea colectiva, donde unos siguen a otros y unos trabajan con otros, hombres y mujeres, en una interacción espacial y temporal sinérgica. Los problemas científicos y tecnológicos, y particularmente aquellos cuya solución impacta en cuestiones que afectan al país y a las personas, son multidisciplinarios y, por consiguiente, requieren de la suma de esfuerzos de diferente índole. La Universidad Católica es una institución prestigiosa que aporta sus capacidades e intereses a la experticia que la CCHEN ha desarrollado a lo largo de años de investigación en las ciencias y tecnologías nucleares. De esta alianza, sin duda, surgirán significativos beneficios para el conocimiento y la innovación en las áreas de interés común”, recalcó el jefe de la División de Investigación y Aplicaciones Nucleares de la CCHEN, Luis Huerta Torchio.

Por su parte, la Universidad Católica se comprometió a disponer de espacios físicos, docentes, investigadores, estudiantes en práctica y tesistas para el desarrollo de proyectos y actividades conjuntas.

Un historial de colaboración

La firma de este convenio se realiza al alero de una serie de actividades e iniciativas conjuntas, destacando los encuentros sostenidos, previo a la pandemia, en ambas sedes, para dar a conocer sus principales líneas de investigación y determinar, bajo esa arista, las posibilidades de colaboración.

De aquí que el convenio se origina a partir de actividades concretas de interés común en I+D. Fueron investigaciones en el área de celdas fotovoltaicas orgánicas, que involucraron al investigador de la PUC, Felipe Ángel, y a la investigadora de la CCHEN, Gloria Neculqueo, quien hoy lidera esa línea de investigación en el centro METS (Centro de Materiales para la Transición y Sostenibilidad Energética) de la CCHEN, con la que busca ofrecer una alternativa para la conversión de energía solar en energía eléctrica, de bajo costo y respetuosa con el medioambiente, en comparación con las celdas basadas en materiales inorgánicos.  

En ese contexto, se organizó un encuentro en 2019, del cual surgieron otras colaboraciones científicas. Entre ellas, la del investigador de la CCHEN, Peter Fleming, con su homónimo de la Universidad Católica, Rodrigo Montecinos, para la recuperación de tierras raras desde pasivos ambientales químicos como los de la industria minera. 

Además, se incorporó en la oferta académica de la UC una línea vinculada a geoquímica ambiental, sostenida por la investigadora de la CCHEN, Ana Valdés, quien en sus investigaciones aborda la contaminación polimetálica en suelos y aguas, integrando la geoquímica ambiental y la epidemiología, para la trazabilidad de contaminantes y su impacto en la salud pública.

Inauguran capítulo regional Women in Nuclear (WiN) ARCAL

En el marco del Acuerdo Regional ARCAL, en 2020 se dio inicio al proyecto denominado “Establecimiento del Capítulo Regional Women in Nuclear ARCAL”, que reúne a 12 países de América Latina y el Caribe, que buscan contribuir a la promoción de la participación plena, equitativa y activa de las mujeres, en áreas relacionadas con ciencia y tecnología nucleares. En ese escenario nació WiN Chile, cuya implementación ha estado a cargo de un grupo de mujeres profesionales de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN).

El viernes 24 de septiembre, como parte de los eventos paralelos desarrollados en la 65° Conferencia General del OIEA, se inauguró –en forma virtual y presencial en Viena– el capítulo regional de WiN ARCAL, integrado por los capítulos nacionales que se han creado o fortalecido en el marco de ese proyecto.

El evento fue encabezado por el Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi, y contó con la asistencia de destacadas autoridades, entre ellas, de la Embajadora de Chile en Austria, Belén Sapag Muñoz de la Peña, quien durante el panel de discusión habló del rol de la mujer en lo nuclear y subrayó los espacios que organismos, como el OIEA, han abierto para impulsar su participación. En el evento, Sapag reconoció el importante trabajo que han realizado los capítulos nacionales de WiN y puso énfasis en su máximo compromiso para dar continuidad al proyecto regional.

El evento contó con la importante participación de la presidenta de Women in Nuclear Global, Dominique Mouillot (WiN Francia); de su vicepresidenta, Melina Belinco (WiN Argentina); junto a Raquel Scamilla, representante de la Secretaría de ARCAL desde el OIEA, quienes estuvieron a cargo de dar la bienvenida durante la apertura del evento. Luego fue el turno de Danila Dias (WiN Brasil) de exponer sobre los resultados que ha alcanzado a la fecha WiN ARCAL.

En representación de WiN Chile, su coordinadora, Paula González, participó en el evento presencial, donde expuso sobre el proceso de implementación del capítulo, que se caracterizó por la colaboración entre los diferentes países que participan en ARCAL. Además, presentó los desafíos a futuro, donde el más importante se refiere a las acciones que tienen que ver la sostenibilidad del proyecto y con lograr una participación mucho más activa de mujeres en la red nacional.

Según el OIEA, las mujeres representan menos de la cuarta parte de los profesionales que trabajan en la industria nuclear y menos del 30% de los investigadores científicos a escala mundial. “Esa baja representatividad motiva nuestra participación en este proyecto, donde buscamos visibilizar el rol y la contribución que las mujeres realizan día a día al área nuclear en Chile y el mundo, para motivar y atraer nuevos talentos”, señala Paula González.

La CCHEN firma convenio con el Departamento de Energía de EE.UU. para reforzar Sistema de Protección Física

Centro de Estudios Nucleares Lo Aguirre – CCHEN

En el marco de las relaciones entre el Departamento de Energía de Estados Unidos y la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), para el fortalecimiento de sus capacidades técnicas y de infraestructura, se firmó un acuerdo con Sandia National Laboratories (SNL), para el desarrollo de un proyecto de reforzamiento de la protección física de instalaciones del Centro de Estudios Nucleares (CEN) Lo Aguirre.

El apoyo comprometido, que incluye un monto cercano a $190.000.000, va dirigido a la actualización y mantenimiento de componentes que forman parte del Sistema de Protección Física de instalaciones del CEN Lo Aguirre. También considera la adquisición de cuatro equipos de detección de radiaciones ionizantes, además de la mantención de equipamientos y componentes.

Se estima que la materialización de este contrato se extenderá entre noviembre de 2021 y marzo de 2022, con un alcance hasta el año 2025, por concepto de mantenimiento.

Este proyecto se inició en mayo de 2021 con un virtual testing, que implicó una revisión exhaustiva de los sistemas de protección física en instalaciones de Lo Aguirre, cristalizando el trabajo que Sandia National Laboratories viene desarrollando con la Sección de Protección Física de la CCHEN. Durante el virtual testing se revisaron diversas instalaciones, tras lo cual el Laboratorio realizó una evaluación y selección de algunas de ellas para formar parte del programa de trabajo que implica esta Declaración.

Día a día, no solo buscamos contribuir al bienestar de las personas, mediante productos, servicios, desarrollos y tecnologías que impactan en áreas clave del país; sino que también procuramos garantizar que las condiciones bajo las cuales desarrollamos estas tareas, sean las óptimas, y ello considera nuestra constante responsabilidad y preocupación por el fortalecimiento de la seguridad nuclear y radiológica, que incluye nuestras instalaciones, equipamiento y capacidades humanas”, enfatizó el Director Ejecutivo de la CCHEN, Jaime Salas Kurte.

Es importante destacar que la relación entre la CCHEN y Sandia National Laboratories del Departamento de Energía de EE.UU. no es reciente: existe un historial de colaboraciones, que han derivado en una contribución permanente al fortalecimiento del sistema de protección física y de la seguridad nuclear y radiológica, que no solo han impactado en el quehacer de la Comisión, sino que también en otras instituciones nacionales, que integran el sistema de seguridad nacional.

CCHEN lanza un modelo avanzado de Investigación y Desarrollo

Es un hecho: las ciencias y tecnologías nucleares abarcan un dominio de investigación y aplicaciones multidisciplinario, con impacto en áreas prioritarias, como salud, medio ambiente, agricultura, minería, materiales, energía, entre otras. Si entramos en detalle, la investigación en ciencias nucleares contribuyen al conocimiento para desarrollar nuevas tecnologías para, por ejemplo, la detección y tratamiento del cáncer, el monitoreo y mitigación de los efectos del cambio climático en la biodiversidad, la autenticidad e inocuidad de los alimentos, la generación de energía nuclear no convencional para la exploración espacial, el análisis no destructivo de las propiedades de la materia, el almacenamiento de energía solar, entre muchas otras aplicaciones.

Esas enormes posibilidades de contribuir con valor público e impacto en las necesidades nacionales demandan habilidades, capacidades e infraestructura acorde, y es en ese marco que se configura un modelo avanzado de Investigación y Desarrollo en la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), con el objetivo es fortalecer la posición e impacto de la Institución en el dominio de la ciencia y la tecnología, y potenciar a un mayor nivel su aporte de valor público al país.

Como parte del proceso, se modifica la estructura orgánica de la División de Investigación y Aplicaciones Nucleares (DIAN), creándose cinco Centros de Investigación (CCHEN-ID), con foco en Plasmas y Radiaciones Pulsadas, Física Nuclear y Neutrones, Medioambiente y Cambio Climático, Salud, y Materiales para Aplicaciones en Energía.

Además, se ha implementado un Departamento de Recursos Tecnológicos Compartidos (RTeC), cuyas bases se sientan en la idea de contar no solo con laboratorios bien instalados y equipados, sino que también, su operación y mantenimiento gestionados adecuadamente y, sobre todo, con profesionales idóneos y actualizados, expertos en las tecnologías a su cargo.

También se crea el Departamento de Gestión de la Investigación, para una gestión integrada en lo administrativo y estratégico, de apoyo a la formulación, postulación y desarrollo de proyectos de I+D, la gestión del conocimiento generado por las actividades de I+D, la vigilancia tecnológica y prospectiva, y los procesos de transferencia de conocimiento y tecnología.

A todo lo anterior se suma una Oficina de Vinculación en I+D, que apunta a generar sinergias y a potenciar el trabajo colaborativo con grupos de investigación de otras instituciones, donde cada parte aporte, desde su área de expertise, sus capacidades en infraestructura y talentos.

Un punto clave es, justamente, la creación de los CCHEN-ID. Luego, concentrémonos en ello, porque el pasado lunes 26 de julio se realizó la firma del Convenio de Desempeño del Centro de Investigación en la Intersección de Física de Plasmas, Materia y Complejidad (P2mc). Se trata de un compromiso con objetivos y metas científicas a tres años, firmado por el Director Ejecutivo de la CCHEN, Dr. Jaime Salas Kurte; el Jefe de la División de Investigación y Aplicaciones Nucleares, Dr. Luis Huerta Torchio; y por el nuevo Director del Centro P2mc, el Dr. Leopoldo Soto Norambuena.

Las líneas investigativas del nuevo Centro CCHEN-ID se orientan al diagnóstico de los plasmas pulsados y la investigación de los procesos fundamentales que subyacen a su fenomenología; la aplicación de la física de sistemas complejos al estudio del comportamiento y propiedades de esos plasmas y de sus radiaciones; la investigación de la fusión nuclear en dispositivos medianos y pequeños y sus aplicaciones en el estudio de materiales para los futuros reactores nucleares de fusión; el uso de plasmas y radiaciones pulsadas para aplicaciones en energía, salud, vida y medioambiente; y el uso de plasmas de baja temperatura para aplicaciones en la esterilización de material médico y de protección personal, tratamiento y eliminación de residuos intrahospitalarios, en el ámbito de la agricultura y otros.

Nos encontramos desarrollando un esfuerzo amplio y sistemático de fortalecimiento de nuestras capacidades de generar conocimiento, tecnología e innovaciones en las diversas líneas que constituyen nuestro quehacer. En el dominio de la I+D, es clave la adopción de un modelo de actuación que nos asegure capacidades sostenibles y que nos vincule con los diversos actores de la sociedad donde la incidencia de nuestro conocimiento puede generar beneficios efectivos. Este nuevo sistema es producto de un proceso de reflexión sobre el lugar que ocupamos en el sistema científico-tecnológico del país: dónde debemos estar y por qué; cómo debemos estar; y cuáles son las formas de optimizar nuestra fuerza creadora”, señaló Jaime Salas.

Por su parte, Luis Huerta, destacó que “la importancia de contar con un instrumento de navegación, como el convenio, se debe a que en medio del marco de incertidumbre, propio de la investigación científica, necesitamos una forma de trabajar que nos asegure el rumbo, y para eso se requiere sistematicidad de trabajo, planificación, organización de ideas y capacidades. Celebramos este hito, que no solo revela creatividad y capacidad de asociación, sino también sueños y el propósito de realizarlos”.

Finalmente, Leopoldo Soto hizo énfasis en los casi 30 años de trabajo desarrollado en física de plasmas y fusión nuclear en la CCHEN, destacando las múltiples colaboraciones nacionales e internacionales que han posibilitado los más de 20 proyectos Fondecyt, tres proyectos anillos, una cátedra presidencial y proyectos de cooperación técnica e investigación coordinada.

El nuevo director del Centro P2mc también se refirió a los próximos desafíos y a la forma de trabajo con la que se espera conseguir estos resultados: “Vamos a profundizar cada área de investigación, pero sin perder la mirada global y la orientación del Centro; ampliaremos las posibilidades de cooperación y participaremos en programas de formación de pregrado y postgrado”.

En relación a esto último, enfatizó que “sin ser una universidad, la Comisión ha tenido un rol clave en la formación de numerosos y destacados profesionales, con más de 100 estudiantes formados en nuestro Laboratorio”.

Dado lo anterior, no es casual la asistencia a la ceremonia de destacados investigadores e investigadoras, de instituciones como la Universidad de Chile, el Laboratorio de Exploración Espacial y Planetaria (U. de Chile), la Universidad Andrés Bello, la Universidad Tecnológica Metropolitana y la Sociedad Chilena de Física (SOCHIFI), que representan las diversas instancias de colaboración científica que la CCHEN mantiene.

Estamos frente a una CCHEN que vive una nueva etapa en la que la investigación y la generación de conocimiento es parte esencial de su misión y función”, concluyó el Dr. Soto.