Países de la Región analizan contaminación atmosférica en zonas urbanas y su relación con el cambio climático

Catorce países de América Latina y el Caribe desarrollan un proyecto que apunta a la “Evaluación de componentes de aerosoles atmosféricos en áreas urbanas para mejorar la contaminación del aire y la gestión del cambio climático” (RLA7023). Esto, como parte del Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL), que cuenta con el apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Su objetivo es cuantificar los niveles de concentración de partículas en los aerosoles y sus contaminantes en un área piloto del país, para identificar las actividades humanas que tienen un mayor impacto en el deterioro de la calidad del aire, la salud y el cambio climático, a objeto de entregar información a las autoridades para la toma de decisiones al respecto.

Como parte del plan de trabajo, los países evaluaron y determinaron las metodologías a considerar para establecer protocolos específicos de toma y análisis de muestras. En este sentido, se busca registrar una cantidad de datos por año, en relación a la contaminación ambiental, realizar su monitoreo y luego un balance másico y total, para determinar las fuentes contaminantes preponderantes por día y estación del año.

La Comisión Chilena de Energía Nuclear está a cargo de este proyecto en nuestro país. En esa línea, Patricia Gaete, del Departamento de Tecnologías Nucleares, señala que “actualmente, estamos en la etapa de toma de muestras de material particulado (PM) de 2,5 y 10 micrómetros, utilizando los muestreadores de aire de bajo y alto volumen, respectivamente, que fueron donados por el OIEA, en el marco de este proyecto”. 

La toma de muestras ambientales se desarrolla en un área piloto del sector oriente de la Región Metropolitana, específicamente, en instalaciones del Centro de Estudios Nucleares La Reina, de la CCHEN. Este proceso se realiza una vez a la semana, durante 24 horas continuas, y se viene desarrollando hace casi un año, bajo los protocolos de seguridad correspondiente, atendiendo la crisis sanitaria actual por coronavirus.

Posterior a esta fase, las muestras se analizarán mediante las técnicas de análisis por activación neutrónica (NAA) y espectrometría de masas de plasma (ICP-MS). Ambos procesos se desarrollarán en dependencias de la Comisión.

La primera técnica mide la radiación liberada por el decaimiento de los núcleos radiactivos que se forman al irradiar ciertos materiales (o muestras, en este caso) con neutrones. Por su parte, la ICP-MS es una técnica de análisis inorgánico elemental e isotópico, que proporciona información multielemental en una gran variedad de muestras.

Estas técnicas se usarán en conjunto con técnicas analíticas complementarias, necesarias para la caracterización química de los principales componentes del material aéreo particulado y de algunas fracciones que tienen especial interés para la salud humana o el cambio climático.

Por otra parte, la Institución está próxima a recibir equipamiento para determinar carbono y carbono negro. Este último es un contaminante climático de vida corta, que se distingue de otras especies que afectan la calidad del aire, por tratarse de un aerosol y también porque afecta al ecosistema y al cambio climático de una manera única, dadas sus propiedades de absorción de la radiación electromagnética, que aumenta la temperatura de las superficies donde se deposita y su interacción en la formación de nubes. (Fuente: Universidad Técnico Federico Santa María).

Cabe destacar, en consecuencia, que, además de equiparar conocimientos y capacidades, junto con armonizar protocolos de muestreo y medición, este proyecto permitirá llevar a cabo un estudio comparativo de la calidad del aire de las principales ciudades de Latinoamérica y el Caribe.

Los países participantes son Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Chile.