El investigador en genética y fitomejoramiento de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas, Dr. Rodomiro Ortiz, estuvo de paso en Chile entre el 27 de noviembre y el 01 de diciembre de 2023, para asesorar y evaluar los avances del proyecto nacional “Uso de técnicas de irradiación e isotópicas para mejorar la genética de plantas nativas y agrícolas” (CHI5054), ejecutado por la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y el Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF), con apoyo de la División Conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Antes de continuar, es necesario hacer un poco de historia, sobre cómo llegamos a este punto: “Ya en 2010, investigadores e investigadoras CCHEN advirtieron el potencial de las técnicas nucleares en fitomejoramiento genético. Tras algunos pasos, en 2019 se concreta la postulación a un primer proyecto al OIEA, junto al Instituto Forestal, lo que dio pie para presentar este proyecto nacional (CHI5054) que comenzamos en 2022, junto a la PUCV y CEAF”, señaló el Dr. Daniel Villegas, contraparte principal del proyecto por parte de la CCHEN, quien agregó que “un primer hito fue formar un equipo de colaboración, y continuación buscamos consolidar historias de éxito, que significa que dentro de sus programas de mejoramiento, estas instituciones logren incorporar técnicas nucleares que se traduzcan en resultados concretos que podremos observar en el tiempo”.
Agenda de trabajo
Las contrapartes nacionales del proyecto, junto al experto, desarrollaron una agenda de trabajo que incluyó, en primer lugar, una reunión de coordinación en el Centro de Estudios Nucleares La Reina de la CCHEN. Adicionalmente, realizaron una visita a instalaciones como el reactor RECH-1 y el Laboratorio de Radiobiología Vegetal de la Comisión.
Como parte de la agenda, luego el equipo se trasladó a Quillota, donde se ubican las instalaciones de la Escuela de Agronomía de la PUCV, contraparte de este proyecto nacional, donde visitaron laboratorios y estaciones experimentales. De mismo modo, hubo un punto de encuentro en las dependencias del CEAF en Rengo, para conocer en terreno los laboratorios de Biología Molecular y Bioinformática. Otro lugar visitado fue INIA La Platina, donde tuvieron la posibilidad de conocer sus programas de fitomejoramiento.
Para el Dr. Rodomiro Ortiz “una de las aplicaciones de la energía nuclear tiene que ver con la inducción de la variación genética. Tal vez no estamos al tanto de que las mutaciones son las que han generado la agricultura desde un principio. Las especies eran silvestres, no obstante, debieron domesticarse. Así, las primeras variaciones fueron observadas por los primeros agricultores, y ahora aprovechamos o inducimos esas mutaciones, donde la inducción se hace con mutagénicos, como el cobalto 60, para emitir rayos gamma, y esos rayos gamma son los que interfieren con el ADN para generar cambios en la constitución genómica del individuo”.
Mesa de discusión
Un punto clave de la agenda de trabajo fue la mesa de discusión que se realizó sobre los “Desafíos para la formación de fitomejoradoras y fitomejoradores en Chile”, donde se convocó a participar a representantes de instituciones públicas, como el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), y a fitomejoradores en ejercicio. Se realizó el martes 28 de noviembre, en las dependencias de la PUCV, ubicadas en la comuna de Providencia.
En esta instancia, junto con dar un contexto del proyecto que se viene desarrollando, se exploraron las necesidades y los desafíos que debe abordar un programa de educación continua en esta temática. En concreto, se está considerado la opción de un programa de pos título, como un diplomado, por ejemplo, para que esta necesidad logre instalarse en el país con una respuesta sostenible en el tiempo.
Sobre cómo se gesta esta idea, la Dra. Patricia Peñaloza, docente de la Escuela de Agronomía de la PUCV, comenta que “este ha sido un trabajo largo, y los principales datos radican en lo que hemos consultado con quienes están en el tema. Todo ello redunda en la falta de preparación formal en Chile de los y las fitomejoradoras. Es decir, hay excelentes trabajos y profesionales, pero la mayoría ha tenido que preparase en el exterior o recurrir a la auto preparación, dado este contexto. Por eso, como grupo de trabajo, nuestra misión era formar una red colaborativa, a partir de la cual propusimos la necesidad de llevar todo este conocimiento a la formación de recurso humano en nuestro país”.
Y justamente, con el foco en la sostenibilidad de las iniciativas desarrolladas en el marco de esta red, cabe destacar que el equipo ya prepara su próxima incursión en un proyecto de cooperación técnica del OIEA, donde buscan fortalecerse como red colaborativa.
En ese marco, el Dr. Ariel Salvatierra, investigador del CEAF, comenta que “a través de este proyecto apuntamos a aumentar la variabilidad genética de semilla de Lagenaria, que ya están como ecotipo en Chile. En tanto, en el próximo proyecto no sólo buscamos contar con Lagenaria, sino que también involucrar el mejoramiento de la sandía, porque Lagenaria es un portainjerto para cultivar la sandía, así que, de este modo, podemos ofrecer un paquete tecnológico para el cultivo de sandía, teniendo un portainjerto desarrollado en Chile y una variedad de sandía también nueva desarrollada en Chile”.